No es altar en el sentido tradicional, pero sí es un lugar de elevación, un portal a esas vidas con las que compartimos algo de la nuestra.
Buscar fotos, flores. algo de comida y bebida. Recordar. Eso basta para abrir el camino.
Se van, nos vamos, pero no del todo.
Les invito a leer mi columna de esta semana en Pulso: Desde mis ojos insomnes.
Hay insomnios disfrutables.
Pasaré la noche platicando con mis muertos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario