martes, 1 de noviembre de 2016

Mi última retsina - Luis González de Alba (1944-2016)

Son para siempre
todos los adioses
pues no baña el mismo río
jamás el mismo cuerpo
ni son los mismos ojos
mirando hacia el Egeo
aquellos deslumbrados
bajo el calor de agosto
que lo vieron venir
hace dos años
desde Monastiraki
con ese paso lento,
con ese balanceo
de sus veinte años.

Son para siempre
los adioses:
queda el amor,
el barco en el puerto,
la vid que reverdece en parra
sobre los nietos
y en septiembre
da sus largos racimos
transparentes.

No hay para el reencuentro
ningún lugar preciso,
ninguna cita hecha
como no sea ésta
con nuestro viejo amor
que ha puesto un plato más
sobre la mesa
bajo la luz de otoño,
el nuevo otoño aéreo
con el que se despide el año
y que un día,
cierto como que morirá el Egeo
sin que nadie lo vea,
un día tan cierto como la muerte,
no volverá.

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