(fragmento)
Cuando mi nombre vivo, para ti impronunciable,
lo sature tu lengua por decirlo
atormentadamente
entre el filo nevado de tus dientes intactos,
y el signo doloroso que me denuncia a ti
salga del calor suave de tu aliento frutal
a morir como voz incontestada
en el oscuro frío de la noche suspensa,
entonces sí, entonces
sabrás aquellas cosas que no supiste antes;
pero ya no seremos de la misma sustancia:
yo ya no tendré forma pero estaré presente
lloviendo en el vapor de mis cenizas,
oliendo a rosas secas en las rachas del aire,
sabiendo a sal disuelta en las brisas nocturnas;
estaré tan ausente como después de mi éxodo
y tan inmaterial como antes de mi sitio
en la luz del presente,
mientras que tú continuarás idéntica,
compacta como siempre para esquivar lo abstracto,
cruel e inacabable
para los otros seres inferiores
que a ti llegaron para hallar lo infinito;
entonces sí, entonces
quizás estés erguida sobre mi forma muerta,
quizás tu peso crezca sobre mi corazón
como sembrando sus raíces agrias
en mi carne dispersa,
como un tallo de rosas llovedizas
de su luz sin espinas sobre el silencio claro
de mi cuerpo sin sombra;
mas será todo inútil, porque en los días que falten
no llenaré ya espacio para subir al tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario