No consideraremos milagrosa ninguna experiencia
que podamos tener, sea la que sea,
que podamos tener, sea la que sea,
si de antemano mantenemos una filosofía
que excluye lo sobrenatural.
Clive Staples Lewis
El Hospital Civil de México estaba ubicado en la calle de Pino Suárez y San Pablo. Inaugurado en agosto de 1847, fue nombrado Hospital Juárez hasta después de 1872, en honor al ex presidente Benito Juárez.
Cuenta la leyenda que una enfermera de nombre Eulalia entró a formar parte del personal de este Hospital. Al poco tiempo de entrar, Eulalia se ganó la simpatía y el afecto del personal médico y administrativo. La joven enfermera era de buena presencia, y vestía su ropa siempre con una blancura impecable, muy bien almidonada y perfectamente planchada. Su actitud y comedimiento, ambos ejemplares y fuera de lo común, confirmaban su profunda vocación de servicio. Atendía a los enfermos con mucha ternura y con gran profesionalismo. Sus relaciones con compañeros y superiores eran respetuosas y cordiales.
Joaquín, un médico recién egresado llegó al Hospital. En poco tiempo se le conoció como un profesional orgulloso y engreído. Cierto día se le encomendó a Eulalia que apoyara al doctor Joaquín, quien iba a extraer una bala a un paciente en urgencias. Eulalia quedó impactada al conocerlo, después de trabajar con él, no dejaba de hablar de sus ojos y de lo bien parecido que era. A pesar de que muchas personas le recomendaron que no se enamorara, en poco tiempo se hicieron novios. Ella le entregó su amor y él coqueteaba con cualquier mujer que se le pusiera enfrente. Una vez lo sorprendió, pero él le juró que ella era el amor de su vida y la convenció de que no volvería a pasar. Así siguieron varios meses.
Joaquín le dijo que se casarían. Ella se emocionó mucho y comenzó a pensar en la boda. Un día le pidió que le guardara un traje de etiqueta porque iba a ir a una recepción al día siguiente. Ella aceptó, y al otro día fue a su casa donde se cambió y al terminar conversaron un rato. Le comentó que tenía que asistir a un seminario al norte del país que duraría quince días. A Eulalia le extrañó que no se lo hubiera comentado antes, pero le deseó buen viaje y se despidió de él.
Una semana después un enfermero del hospital la invitó a una fiesta, pero ella le dijo que no podía hacerlo, pues estaba comprometida con Joaquín, a lo que él respondió que cómo iban a estar comprometidos si él acababa de casarse y estaba en su viaje de bodas; además, que había renunciado a su trabajo y se iba de la ciudad.
Eulalia no podía creerlo, pensaba que Joaquín la amaba, pero ante las evidencias tuvo que aceptar la falsedad, la manipulación, la hipocresía y cayó en una depresión profunda. Su ídolo había resultado de barro. No se explicaba el proceder, su falta de valor para enfrentarla con la verdad. En su mente escuchaba frases y advertencias pasadas a las que no hizo caso. Estaba triste y desesperanzada.
El final de la historia tiene varias versiones: Unos afirman que comenzó a llegar tarde al trabajo, que descuidaba a los enfermos, e incluso hay quien dice que algunos murieron por su desatención, hasta que cayó en cama por una enfermedad que la llevó mas tarde a la tumba. Otras versiones cuentan que se quitó la vida envenenándose, por lo que los médicos no lograron hacer el diagnóstico hasta que murió.
Lo cierto es que después de un tiempo, comenzaron a suceder hechos extraños en el hospital. Un paciente que estaba grave amaneció muy bien, y le dijo a la enfermera: “Gracias por sus cuidados, la medicina de anoche me alivió bastante”. Sin embargo, la enfermera no había ido en la madrugada, reconoció luego ante sus colegas, pues se había quedado dormida.
En otra ocasión, una paciente también mencionó que una enfermera vestida con ropa bien almidonada había ido durante la noche a darle unas pastillas. Así comenzaron a ser comunes las narraciones de visitas de la fantasmal enfermera, a quien llamaron desde entonces "La Planchada". El personal de los hospitales se ha familiarizado con la leyenda y con las apariciones de Eulalia, quien en las noches circula por los pasillos o entra a los cuartos. Algunos consideran que el hecho de permanecer en este mundo, aunque sea por periodos breves, es para perpetuar su memoria a través de esta leyenda, es una compensación por ese amor y confianza traicionados. Otros añaden que su presencia es una advertencia para las mujeres que se relacionan con los médicos o con otros hombres, para que lo piensen mejor antes de confiar en ellos, o que simplemente quiere ayudar a sus colegas en la difícil tarea de cuidar a los enfermos.
Estudios científicos de personas interesadas y especialistas, han encontrado pruebas de la existencia real de fenómenos como éste. Según las doctrinas "orientales" donde está tu corazón en el momento de morir "es allí mismo donde te vas o te quedas". Esto explicaría la presencia de “La planchada”, para quien el hospital representaba el centro de su vida por su vocación interrumpida por la traición. Los investigadores de lo paranormal afirman que se trata de entidades descarnadas que "cuidan" a las personas, como lo hace “La planchada”.
Aunque la leyenda está situada en un lugar y en una época específica, es posible que los hechos fueran reales o que estén parcialmente idealizados. Hasta hoy tsiguen escuchándose diversas versiones de lo sucedido, no sólo en el Hospital Juárez, el hecho se ha extendido a todas las instituciones de salud del país, así que si algún día llegan a estar en un Hospital como pacientes o trabajan en una institución de este tipo y por la noche ven pasar a una enfermera, con su vestido largo, blanco, perfectamente almidonado y planchado…
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Publicado en Naina Choquehuanca y otros cuentos de genero... sidad (2011)
Joaquín, un médico recién egresado llegó al Hospital. En poco tiempo se le conoció como un profesional orgulloso y engreído. Cierto día se le encomendó a Eulalia que apoyara al doctor Joaquín, quien iba a extraer una bala a un paciente en urgencias. Eulalia quedó impactada al conocerlo, después de trabajar con él, no dejaba de hablar de sus ojos y de lo bien parecido que era. A pesar de que muchas personas le recomendaron que no se enamorara, en poco tiempo se hicieron novios. Ella le entregó su amor y él coqueteaba con cualquier mujer que se le pusiera enfrente. Una vez lo sorprendió, pero él le juró que ella era el amor de su vida y la convenció de que no volvería a pasar. Así siguieron varios meses.
Joaquín le dijo que se casarían. Ella se emocionó mucho y comenzó a pensar en la boda. Un día le pidió que le guardara un traje de etiqueta porque iba a ir a una recepción al día siguiente. Ella aceptó, y al otro día fue a su casa donde se cambió y al terminar conversaron un rato. Le comentó que tenía que asistir a un seminario al norte del país que duraría quince días. A Eulalia le extrañó que no se lo hubiera comentado antes, pero le deseó buen viaje y se despidió de él.
Una semana después un enfermero del hospital la invitó a una fiesta, pero ella le dijo que no podía hacerlo, pues estaba comprometida con Joaquín, a lo que él respondió que cómo iban a estar comprometidos si él acababa de casarse y estaba en su viaje de bodas; además, que había renunciado a su trabajo y se iba de la ciudad.
Eulalia no podía creerlo, pensaba que Joaquín la amaba, pero ante las evidencias tuvo que aceptar la falsedad, la manipulación, la hipocresía y cayó en una depresión profunda. Su ídolo había resultado de barro. No se explicaba el proceder, su falta de valor para enfrentarla con la verdad. En su mente escuchaba frases y advertencias pasadas a las que no hizo caso. Estaba triste y desesperanzada.
El final de la historia tiene varias versiones: Unos afirman que comenzó a llegar tarde al trabajo, que descuidaba a los enfermos, e incluso hay quien dice que algunos murieron por su desatención, hasta que cayó en cama por una enfermedad que la llevó mas tarde a la tumba. Otras versiones cuentan que se quitó la vida envenenándose, por lo que los médicos no lograron hacer el diagnóstico hasta que murió.
Lo cierto es que después de un tiempo, comenzaron a suceder hechos extraños en el hospital. Un paciente que estaba grave amaneció muy bien, y le dijo a la enfermera: “Gracias por sus cuidados, la medicina de anoche me alivió bastante”. Sin embargo, la enfermera no había ido en la madrugada, reconoció luego ante sus colegas, pues se había quedado dormida.
En otra ocasión, una paciente también mencionó que una enfermera vestida con ropa bien almidonada había ido durante la noche a darle unas pastillas. Así comenzaron a ser comunes las narraciones de visitas de la fantasmal enfermera, a quien llamaron desde entonces "La Planchada". El personal de los hospitales se ha familiarizado con la leyenda y con las apariciones de Eulalia, quien en las noches circula por los pasillos o entra a los cuartos. Algunos consideran que el hecho de permanecer en este mundo, aunque sea por periodos breves, es para perpetuar su memoria a través de esta leyenda, es una compensación por ese amor y confianza traicionados. Otros añaden que su presencia es una advertencia para las mujeres que se relacionan con los médicos o con otros hombres, para que lo piensen mejor antes de confiar en ellos, o que simplemente quiere ayudar a sus colegas en la difícil tarea de cuidar a los enfermos.
Estudios científicos de personas interesadas y especialistas, han encontrado pruebas de la existencia real de fenómenos como éste. Según las doctrinas "orientales" donde está tu corazón en el momento de morir "es allí mismo donde te vas o te quedas". Esto explicaría la presencia de “La planchada”, para quien el hospital representaba el centro de su vida por su vocación interrumpida por la traición. Los investigadores de lo paranormal afirman que se trata de entidades descarnadas que "cuidan" a las personas, como lo hace “La planchada”.
Aunque la leyenda está situada en un lugar y en una época específica, es posible que los hechos fueran reales o que estén parcialmente idealizados. Hasta hoy tsiguen escuchándose diversas versiones de lo sucedido, no sólo en el Hospital Juárez, el hecho se ha extendido a todas las instituciones de salud del país, así que si algún día llegan a estar en un Hospital como pacientes o trabajan en una institución de este tipo y por la noche ven pasar a una enfermera, con su vestido largo, blanco, perfectamente almidonado y planchado…
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Publicado en Naina Choquehuanca y otros cuentos de genero... sidad (2011)
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