sábado, 2 de noviembre de 2013

Lo anunciaron como el Cosa sin amar - Costa sin Mar

02 de Diciembre

El médico no me concede más de dos meses de vida. La enfermedad venció. Después de recibir los resultados de los últimos exámenes Daniel envió algunos correos: a María, la madre de Ireneo y a Adriana, como último guiño a mi adolescencia.

Comimos en mi cuarto. Daniel e Ireneo estuvieron callados, no quieren molestarme, dicen. Pero si supieran que ningún ruido puede distraerme del inmenso ruido que se acerca. Tantos años pensando en este momento.
Por la noche cuando Daniel me inyectó me di cuenta de que hoy es el cumpleaños de mi padre. Me arrepentí de quemar las fotografías que conservaba de él. No puedo recuperar del todo su cara.
Debería salir y sentir el aire y el frío, mirar el cuerpo afligido de Daniel.
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13 de Diciembre
La salud no mejora. Más bien debería anotar que no cambia. El dolor no cambia. Por la mañana sólo sentía mis brazos por el dolor de las múltiples inyecciones que recibo.

Ireneo trajo algunos libros a mi cama. Leyó por una hora. Me fatigué demasiado. El cerebro ya no funciona.
Pienso pedirle a Daniel que busquemos una solución más rápida. Hasta para suicidarme pediré ayuda.

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26 de Diciembre

Daniel intenta distraerme: leyó poemas que sabe me conmueven. El médico envió calmantes, les pedí que no me los administraran, no deseo eliminar el ruido.
Después de escribir lo último recordé que cuando mi abuela murió escribí que la muerte tenía el ruido de los árboles. Siempre me equivoqué. Incluso ahora, cuando la muerte esté junto a mí sé que no será estruendosa como ahora la siento.

3 de Enero
Visita al médico. No dio esperanzas. Me internaron en el hospital. Daniel dice que es por mero trámite. Cada vez escucho su voz más lejana, cada vez escucho más ruido.
No llegaré a los dos meses que había prometido el médio, no cumpliré cuarenta y tres años. Por lo menos terminaré con este cuaderno, para la colección de cuadernos con mi letra en negro. No puedo tragar. Me han conectado a demasiados tubos.

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4 de Enero
Demasiado ruido. Tengo que dictar estas palabras a Ireneo pero ni siquiera alcanzo a escucharlas. Para decirlas tienen que retirarme el respirador. No me puedo mover. Para estas dos líneas hemos tardado casi una hora.
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[Esta fue la última entrada al diario que hizo Jorge Posada. El día seis de enero del 2023 cerca de las nueve de la mañana murió. N. del E.]

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